“No tengo tiempo para tener prisa.”
-John Wesley
¿Quién no ha querido alguna vez parar el tiempo?.
Tener el poder de crear una burbuja a tu alrededor en un momento de estrés, encontrar una vía de escape dentro de esas situaciones abrumadoras que vivimos y que nos hacen olvidar lo verdaderamente importante.
Imagina uno de esos días en los que tu cerebro se colapsa y deja de procesar cualquier dato externo, cuando el café te inmuniza pero tu batería está al mínimo, cuando te quedas mirando por la ventana y por más que estiras el cuello solo ves,
edificios y personas…
personas y edificios…
Es en este momento de angustia cuando pones la mente en blanco y deseas parar el tiempo.
Imagina que te subes a un avión, (Despiertas al piloto con algún botón de reinicio que seguro encontrarás en alguna parte) y bordeas la costa africana para llegar al lugar donde el tiempo se para de forma automática, e inmediatamente al pisar la cálida arena de Fuerteventura, lo compruebas.
Dejar atrás las reuniones interminables, los atascos en hora punta, la rutina, la monotonía y el bullicio constante en tu cabeza. Fuerteventura te envolverá con su atmósfera embaucadora, entre su esencia noble y tranquila, su influencia multicultural, sus playas cubiertas de indomable arena y un paisaje único en el que creerás estar dentro de una película. Hablando de películas, al final de una de esas que ablandan el corazón, la voz en off de Jason Bateman (siguiendo una panorámica del río Hudson) cierra el film con una de los fragmentos narrados más bonitos del cine de comedia, dedicado a esos amores que no podemos perder, esas oportunidades desaprovechadas y que a partir de “este momento” es lo que vas a oír cuando necesites parar el tiempo y venir a Fuerteventura.
“Miradnos, corriendo de un lado a otro. Siempre con prisas, siempre llegando tarde. Somos la raza humana, siempre compitiendo, aunque lo que más ansiamos en este mundo es conectar con otros. Para algunos eso ocurre a primera vista, es cuando sabes que lo sabes, es el destino destilando su magia. Y es genial para esas personas, viven como en un cuento de hadas, van directos, como cuando viajas en un tren expreso. Sin embargo, eso sólo les ocurre a unos pocos, para el resto de la humanidad vivir es menos romántico, suele ser complicado y liado, se rige por meteduras de pata y oportunidades desaprovechadas y sobretodo por no ser capaz de decir lo que necesitas decir cuando debes decirlo”.